Vamos llegando al final de esta serie de entradas sobre los escudos heráldicos del Salón Rico del Corral de Don Diego (las anteriores entradas pueden seguirlas aquí: https://consorciotoledo.com/blog-adarve/heraldica-en-el-salon-rico-del-corral-de-don-diego-i/, aquí: https://consorciotoledo.com/blog-adarve/heraldica-en-el-salon-rico-del-corral-de-don-diego-ii/, aquí: https://consorciotoledo.com/blog-adarve/heraldica-en-el-salon-rico-del-corral-de-don-diego-iii/ y aquí: https://consorciotoledo.com/blog-adarve/heraldica-en-el-salon-rico-del-corral-de-don-diego-iv/).

Con la presente, cerramos el estudio heráldico de los cuatro escudos existentes, tras la cual publicaremos una última, a modo de resumen, que recogerá la versión actualizada de cada uno, incorporando los datos que se van descubriendo casi cada día, momento en el cual expondremos conclusiones y una teoría sobre el porqué de la existencia de esta heráldica en la qubba de las casas principales de los Diego García de Toledo, compuesta a partir de las hipótesis que se han esbozado hasta ahora.

El cuarto escudo del artesonado del Salón Rico muestra un castillo ennegrecido de tres torres sobre un fondo indeterminado. En la primera entrada de la serie convenimos en blasonar: «de gules, un castillo de sable aclarado del campo», queriendo indicar que el castillo era negro y el fondo rojo, siendo las ventanas rojas también por verse el fondo a través de ellas. El término «aclarado» del blasonado indica que las aberturas del castillo tales como puertas y ventanas están pintadas de otro esmalte distinto al del castillo.

Tal y como nos cuenta Luis F. Messía en «Heráldica española», una de las formas de expresión que caracterizan la ciencia del blasón es la llamada «Ley de la Plenitud» mediante la cual los diseños de las figuras representadas en los escudos tienen la obligación de ocupar la mayor superficie del campo disponible, sin tocar su boca. Nuestro castillo cumple esta ley, desarrollándose todo lo que puede sobre el fondo (campo) del escudo, sin tocar su perímetro (boca). Esta ley, mantenida a rajatabla hasta los siglos XVI, XVII, momento en el cual se relajan las costumbres heráldicas, responde a la necesidad original de distinguirse los caballeros en batalla, razón que obliga a representar las figuras lo más grandes posible.

Alfonso VIII fue el primero en usar en el reino de Castilla un castillo como mueble heráldico, según el Chronicon Mundi de 1236 del obispo Lucas de Tuy.

Tras el avance de los trabajos de limpieza realizados por el equipo de restauración en las obras de conservación del edificio, el blasonado heráldico propuesto («de gules, un castillo de sable aclarado del campo») se ha quedado obsoleto, pues hoy observamos detalles que, en el momento de redacción de la entrada introductoria, no estaban al alcance de la vista. El color del castillo es claramente azul pues el deterioro del pigmento hacia el negro presenta el mismo patrón que en las palomas azules del escudo de los García de Toledo (gracias Carolina Peña…) y el campo debe ser necesariamente de oro o de plata (si seguimos la ley heráldica de no colocar color sobre color ni metal sobre metal), decantándonos por lo primero (oro) por las razones que se esgrimirán a lo largo de esta entrada. El blasonado quedaría entonces: de oro, un castillo de azur mazonado de oro y aclarado de gules.

Para entender esta definición necesitamos, además, conocer el término heráldico «mazonado». Cuando un castillo lleva dibujados sobre su superficie el despiece constructivo de sillares, arcos, impostas, etc. se dice que está «mazonado» o «mamposteado». No hace falta blasonar el color cuando el mazonado es de sable pues se considera que todos los castillos mazonados lo hacen en este color por defecto. Se enuncia sólo, por tanto, cuando el mazonado es distinto a sable. En el caso de nuestro escudo, el mazonado del castillo deja ver el fondo (el campo) y ha sido trazado según la técnica del «estofado» (gracias Miguel Ángel Bonache…) consistente en eliminar la capa de color superior mediante incisiones para dejar ver la inmediatamente posterior.

Estas armas se corresponden con el linaje Suárez de Toledo. Tenemos multitud de referencias bibliográficas que apoyan este hecho. Por ejemplo en «El Blasón de Armas» de Garci Alonso de Torres (1496 a 1515): «Xuárez de Toledo… estos traen por armas un escudo de oro con un castillo açul», o en el manuscrito «Libro de los linajes principales de Hespanna» de Diego Fernández de Mendoza (1464), cuando habla de los tres linajes conocidos como «de Toledo» (Álvarez, García y Suárez): «Ay otros que llaman de Toledo que no traen las armas de los jaqueles ni de las palomas y estos tienen por sobrenombre Suarez», o en un documento manuscrito del condado de Alba de Liste custodiado en el Archivo de la Nobleza: «[…] Estos tienen por armas una torre o castillo de azero en campo de oro […]»

Este escudo lo tenemos en el arco adintelado de acceso al convento de Santa Isabel desde la plaza del mismo nombre. También está en el interior del convento en yesería y tabicas policromadas del alfarje del patio de la enfermería.

No es de extrañar que allí se concentre, entre otros, el castillo heráldico de los Suárez de Toledo, pues el convento de Santa Isabel se configuró a partir de lo que fueron las casas principales de dicha familia en el siglo XIV, tal y como relata Balbina Martínez Caviró en múltiples publicaciones al respecto. En este siglo existió un caballero toledano, llamado Pedro Suárez de Toledo III, cuya historia contiene un atractivo espectacular que resumiremos brevemente en estas líneas: señor de Pinto y Casarrubios y notario mayor del reino, también fue alcalde Mayor de Toledo. Junto con Juan Rodríguez de Castañeda y Alvar García de Albornoz estuvo al mando, en calidad de capitán, de una mesnada de trescientos hombres que cabalgaron en mayo de 1385 a lo largo de la vega del río Mondego para saquear con éxito campos, pueblos y aldeas portuguesas, por orden del rey Juan I de Castilla, en el contexto de la guerra por el trono portugués que desembocó en Aljubarrota. Esta expedición terminó en la batalla de Troncoso o Trancoso (en Viseo), considerada sólo una «escaramuza» o «alarde» por varios autores consultados, con final desastroso para los castellanos y con resultado de muerte para muchos caballeros toledanos, entre ellos Pedro Suárez de Toledo.

Don Pero López de Ayala, Canciller de Castilla, personaje contemporáneo de los hechos, en su libro «Crónica de los reyes de Castilla», nos explica que, tras divisar al enemigo portugués cerca de la villa de Troncoso, durante la vuelta de la operación de castigo y ahítos de botín, los capitanes y los demás mandos de la expedición debatieron si enfrentarse o no al rival allí mismo. Unos pensaban pasar de largo pues iban bien satisfechos de botín y sin mucha gana de pelea y otros consideraban una vergüenza avistar al enemigo y no enfrentarlo. Ganaron los segundos y el desastre se gestó en Troncoso para Castilla, perdiendo la escaramuza o batalla y dejando su vida allí don Pedro Suárez de Toledo y otros muchos.

Es tan trágico y tan épico al mismo tiempo, que no me resisto a transcribirles las palabras exactas que el Canciller utiliza en este pasaje:

«[…] E Juan Rodríguez de Castañeda, Pero Suárez de Toledo é Alvar García de Albornoz, é los otros Caballeros é Escuderos que y venian, desque vieron los enemigos, ovieron su acuerdo de cómo farian: é algunos ovo y que dixeron, que pues ellos avian estado en la tierra de Portogal, é dormido y tres noches, é iban con su presa, que non avia por qué se desviar para ir á ellos, é que devian ir continuando su camino; é que si los de Portogal, pues los veian, quisiesen venir a pelear con ellos por les tomar la presa, que entonce los atendiesen, é peleasen con ellos. E otros ovo que dixeron, que les era grand verguenza ver los enemigos á ojo, é non ir pelear con ellos; é que los que lo oyesen en Castilla , que se lo razonarian mal. E con verguenza de esto ovieron de ir a pelear. […] E los de Portogal, como estaban quedos en su batalla vieron venir desordenados a los Omes de armas de Castilla: e tenian muchos Omes de pie consigo, é esperaronlos á toda su ventaja, é de esta guisa los desbarataron, é mataron y a los dichos Juan Rodriguez de Castañeda é Pero Suarez, é otros Caballeros é Escuderos, en manera que todos los mas Omes de armas que y eran morieron […]»

Pedro Suárez de Toledo fue enterrado en un sepulcro de alabastro, realizado en Toledo por el taller de Ferrand González (el mismo que labró el sepulcro del caballero Juan Alfonso de Ajofrín, del cual hablamos en la anterior entrada), en el coro del convento de Santa Isabel de Toledo. Hoy, dicho monumento funerario se encuentra en el Museo Frederic Marès de Barcelona tras ser comprado en 1940 por Federico Marés al arquitecto Soler i March, quien lo había adquirido previamente del convento.

Museu Frederic Marès. © Foto: ArtWorkPhoto.eu

En los laterales del sepulcro puede apreciarse el escudo heráldico de los Suárez de Toledo, además de otro con una banda y tres castillos sobre ella. Junto al sepulcro una lápida con caracteres epigráficos góticos reza:

AQUI · YAZE · PERO SUARES · ALC / ALDE · MAYOR · DE · TOLEDO · QUE · / DIOS · PERDONE · FIJO · DE · DON DIEGO G / OMEZ · ALCALDE · MAYOR · DE TO / LEDO · QUE · DIOS · PERDONE · E · DE · DO / NAN · YNES · DE · AYALA · E · FINO / EN · SERUICIO · DEL · REY · DON · IU / AN · EN · LA · BATALLA · DE · TRON / COSO · MART(E)S · XX · VIIII · DIAS · DE / L · MES · DE · MAYO · AN(N)O · DEL · NUE / STRO · SALVADOR · IHI · XPO · DE · MIL / E · CCC · E · LXXX · CINCO AN(N)OS

«Aquí yace Pedro Suárez, alcalde mayor de Toledo, que Dios perdone. Hijo de don Diego Gómez, alcalde mayor de Toledo, que Dios perdone, y de doña Inés de Ayala. Y finó en servicio del rey don Juan en la batalla de Troncoso. Martes 29 días del mes de mayo año del Nuestro Salvador Jesucristo de 1385 años».

Para hacer más interesante, si cabe, a este personaje, el genio popular toledano ha querido conservar en nuestra memoria colectiva la leyenda de «La mano ensangrentada», donde Pedro Suárez de Toledo se convierte en el funesto protagonista, tras recoger del campo de batalla, su sabueso, su mano cercenada por un portugués en Troncoso y ser traída hasta Toledo en las fauces por el fiel e incansable perro, hasta ser entregada a la hija de don Pedro. Mito y realidad fundidos en el escudo heráldico del Salón Rico del Corral de Don Diego…

Pero, ¿qué tiene que ver Pedro Suárez de Toledo III con el Salón Rico? Al igual que en la entrada anterior del personaje de la familia Barroso, mantendremos el suspense, dejando esta  información para la próxima y última entrada de la serie.

Arriba: Imágenes infrarrojas de Antonio Gómez Laguna

FUENTES:

· Alonso de Torres, Garci. Blasón d´armas. Manuscrito 529. Biblioteca de Catalunya. Barcelona.

· Amador de los Ríos, Rodrigo. Monumentos arquitectónicos de España. Martín y Gamoneda Editores. Madrid, 1905.

· Bardasano, Carolina y Perla, Antonio. Estudio sobre el Palacio de Don Diego. Inédito, 2016.

· De Cadenas y Vicent, Vicente. Fundamentos de heráldica. Ciencia del blasón. Hidalguía. Móstoles, 1994.

· Delgado y Ugarte, Josu Imanol y Martínez Larrañaga, Fernando. Manual de Heráldica. La ciencia del blasón. Editatum. Torrazza Piamonte (Italia), 2019.

· Franco Mata, Mª Ángela. Sepulcro de Pedro Suárez de Toledo. Catálogo de la escultura medieval del Museo Marès. Barcelona, 1991.

· López de Ayala, Pedro. Crónica de los reyes de Castilla. S. XIV

· Martínez Caviró, Balbina. Sobre los ben Furón, señores de Ajofrín. Anales de historia del arte, ISSN 0214-6452, Nº 4, 1993-1994, págs. 441-454

· Martínez Caviró, Balbina. El llamado palacio de Oñate en Toledo y sus sucesivos propietarios. Anales de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, ISSN 1133-1240, Nº. 8, 1, 2004, págs. 299-316

· Martínez Caviró, Balbina. El señorío toledano de Ajofrín. Los Barroso y los Ben Furón. Hidalguía: la revista de genealogía, nobleza y armas, ISSN 0018-1285, Nº. 340-341, 2010, págs. 397-414

· Messía de la Cerda y Pita, Luis F. Heráldica española. El diseño heráldico. Aldaba Ediciones. Madrid, 1990.

· Morollón Hernández, Pilar. Caballeros toledanos al servicio de los reyes en el siglo XIV. Anales toledanos, ISSN 0538-1983, Nº42, 2006, págs. 7-44

· Pérez Higuera, María Teresa. Ferrand González y los sepulcros del taller toledano (1385-1410). Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología: BSAA, ISSN 0210-9573, Tomo 44, 1978, págs. 129-142

· Rojas, Pedro de. Discursos ilustres históricos, i genealógicos. Impresor del Rey Ioan Ruiz de Pereda. Toledo, 1636.

· Riquer y Morera, Martín de. Heráldica castellana en tiempos de los reyes católicos. Biblioteca Filológica, Quaderns Crema, Barcelona, 1986.

· Ximénez de Sandoval, C. La batalla de Aljubarrota. Monografía histórica y estudio crítico-militar. Imprenta Rivadeneyra. Madrid, 1872.

· https://guiartetoledo.es/en-busca-del-sepulcro-2

· https://caballerosyarte.blogspot.com/2014/11/juan-alfonso-senor-de-ajofrin.html

· Mendoza Traba, María José y Cano Martín, Juan José. Estudio, descubrimiento y restauración de la decoración y paramentos de la «sala mudéjar» del archivo histórico provincial de Toledo. Anexo 1: Estudio Heráldico. Ministerio de Educación Cultura y Deporte. Dirección General de Bellas Artes. 2016. Archivo histórico provincial de Toledo.

· Fernández de Mendoza, Diego. Libro de los linajes principales de Hespanna: https://bibliotecadigital.rah.es/es/consulta/registro.do?id=45821

Agradecimientos:

· a Carolina Peña Bardasano y Antonio Perla, por su fascinante estudio histórico sobre el Salón Rico.

· a Antonio Gómez Laguna, por el meticuloso trabajo arqueológico de documentación mediante fotografía infrarroja de las policromías del Salón Rico.

· a Miguel Ángel Bonache, por la información que día a día descubre durante los trabajos de restauración del Salón Rico y las horas de conversación erudita compartidas.

· a Josu Imanol Delgado y Ugarte, por su ayuda desinteresada en las primeras fases de la investigación.

· al Museu Marès de Barcelona, por su ágil colaboración.

· a la familia González-Jiménez (mis primos) por su ayuda con la documentación en catalán.

4 comentarios
  1. Florencio Recio Mencia
    Florencio Recio Mencia Dice:

    Muy ilustrativo y enriquecedor.

  2. Juan Manuel Collado Muñoz
    Juan Manuel Collado Muñoz Dice:

    Que maravilla de reportaje. Esta última entrada fue la primera que leí y no me pude resistir y empecé a pinchar las entradas anteriores y las leí todas del tirón. Desconocía por completo el tema de la heráldica y está explicado de una manera tan clara y sencilla que hace que quieras saber más. Además los gráficos que acompañan la explicación con la superposición de capas, colores, medidas, simbología y tomas de infrarrojos son espectaculares. Por otro lado, la aproximación a lo que pudo pasar en ese momento de la historia, parecen bastante fiable. Ya me habría gustado tener un profesor de historia que me hubiese explicado las cosas con tanta claridad y pasión. Esperando la finalización de la historia.

    Enhorabuena y gran trabajo Pablo!

  3. Rubén Calderón
    Rubén Calderón Dice:

    ¡No queremos que esto se acabe!.
    Estas fantásticas entradas al blog, están alimentando nuestro deseo de visitar este rincón único de Toledo.

    Enhorabuena.

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