Trópicos | La mujer en el arte textil

23/06/23 – 10/09/23

La tropicalidad es esa noción geográfica y cultural distante de las condiciones geográficas y materiales europeas. Entre los siglos XVI y XIX, la extrañeza y el deslumbramiento que sintieron colonizadores y cronistas frente a la exuberancia de la naturaleza y los territorios de América Latina creó un imaginario colmado de descripciones fantásticas y aterradoras por igual. Mientras se promovía la investigación científica y la explotación del potencial económico de los recursos naturales, se cultivaba la idea de que existían obstáculos importantes para el desarrollo del pensamiento y la espiritualidad en estas regiones. En Trópicos, la artista colombiana Ana González reflexiona sobre la otredad y la convergencia de estas dos realidades culturales y materiales.

Toledo, conocida como la ciudad de las tres culturas, alberga uno de los tesoros arquitectónicos más importantes, tanto del imperio romano, como de la era cristiana: el Oratorio de San Felipe Nieri. Se trata del único elemento arquitectónico que se conserva de la iglesia de San Juan Bautista , que antes ocupaba la totalidad de la actual Plaza de Armador de los Ríos . En 2017, arqueólogos encontraron en su interior el “Thermae”, una de las termas más importantes de la Hispania Romana del siglo II D.C. La estructura contenía piscinas, salas de baño y suministros de agua que creaban un espacio para realizar distintos tipos de actividades que involucraban el uso y el disfrute del agua. Es el agua lo que convirtió este edificio en testigo y lugar de sincretismo cultural entre dos culturas: por un lado, los ritos y ceremonias de purificación de la tradición cristiana, donde el agua bendita está siempre presente. Por el otro, las termas de origen romano, donde el ritual del baño se relacionaba con el disfrute y la diosa Venus.

Otro nivel de lectura es añadido mediante dos elementos: un telar sefardí de 1922 que el Consorcio de la capital castellano-manchega recuperó a comienzos del 2023, procedente de la Escuela de Arte y ahora expuesto en el Oratorio, y la obra “Tequendama” de la artista Ana González, un delicado textil que contiene una cascada majestuosa y un río que se adentra en el bosque de niebla de la Sabana.

Concebida especialmente para el espacio expositivo, González presenta la obra Tequendama, una cascada textil de 18 metros de largo que reposa sobre el gran telar sefardí en la nave central. Construida en lona -material recurrente en su cuerpo de trabajo-, la pieza contiene la imagen del Salto del Tequendama, la imponente cascada natural que da origen al río Bogotá, en la región central andina colombiana. Este cuerpo de agua, símbolo de la riqueza hídrica y cultural, hace parte de las leyendas fundacionales de las culturas muiscas que habitaron la región antes de la colonización.

Desde una perspectiva etnográfica, los saltos o cascadas son lugares sagrados representan la abundancia de la vida; lugares de devoción y renovación en rituales donde el agua nutre la tierra y limpia los cuerpos. En la obra de González, la imagen del río se desvanece al final en hilos que alcanzan el suelo del oratorio para hablar sobre la modificación del paisaje, producto de la explotación de los recursos naturales, la falta de presencia del estado y los esfuerzos de las comunidades por preservar la integridad de sus lugares devocionales.

La experiencia sensorial de Trópicos se amplifica con la pieza sonora que acompaña la instalación textil. En ella, el sonido del bosque y los pájaros mochileros evocan el ecosistema que rodea los cuerpos de agua, y se transforma en un canto que trae consigo reflejos y memorias de un mundo natural distante cuya sacralidad se revela en la otredad.