Solemos caminar por la ciudad ajenos a lo que su toponimia nos ofrece de forma silenciosa. Al atravesar el angosto y pintoresco cobertizo que recorre parte del callejón del Nuncio Viejo, conocido también por «callejón de Orates» o «de los Orates», siempre me había surgido la pregunta de por qué esta extraña denominación. Hoy zanjo esta curiosidad personal y la comparto con ustedes, fieles lectores, por si tienen a bien leerla y, como a mí, les resulta provechosa.

La Real Academia Española define orate [1] como «persona que ha perdido el juicio». Dicha palabra tiene su origen en el latín auratus -a -um, adjetivo derivado del sustantivo aura, cuyo significado en la lengua del Lacio es «brisa, viento suave». Llegó al castellano a través del catalán orat, que quiere decir «loco, ido», incorporando en sentido metafórico el significado de la palabra latina («viento suave») con la connotación de «aventado» («persona a la que le ha dado un aire») [2].

El callejón de Orates, por tanto, sería el callejón «de los locos». Esta denominación debe su nombre al hospital del Nuncio [3] (también llamado de la Visitación, de Inocentes o de Dementes) que existió en la manzana anexa al cobertizo. Dicho hospital tuvo su origen en 1483 por fundación de Francisco Ortiz [4], canónigo de la Catedral Primada, Arcediano de Briviesca, Protonotario del Reino y Nuncio Apostólico de Su Santidad el Papa Sixto IV (este último cargo es el que da nombre al hospital y a las calles del entorno). Fue ubicado entre la calle Nuncio Viejo, el callejón de los Orates, la plaza de los Postes (de Amador de los Ríos) y la plaza del Padre Juan de Mariana (entonces plaza de San Juan Bautista) donde permaneció hasta fines del siglo XVIII, momento en el cual el cardenal Lorenzana encarga al arquitecto Ignacio Haan [5] el proyecto y la construcción del edificio del Hospital del Nuncio Nuevo, situado en la calle Real, actual Consejería de Hacienda.

El callejón existe, con una geometría urbana similar, al menos desde 1610, pues ya aparece con las mismas trazas que las actuales en el cuadro de El Greco «Vista y plano de Toledo» (a la izquierda en la ilustración anterior compuesta por tres planos). Continúa invariable a través de los siglos, como puede observarse en la planimetría histórica de la ciudad, como los planos de Arroyo Palomeque (en el centro) y Coello (a la derecha). Aparece con la denominación de «callejón de los Orates» en el Nomenclátor [6] de 1864, documento en el que se indica que se desarrolla entre la calle Nuncio Viejo y la plazuela de San Juan Bautista, especificando que el callejón pertenece al Ayuntamiento (hoy día sigue existiendo una placa en la entrada al callejón desde la calle Nuncio Viejo en la que puede leerse: «esta calle es de Toledo»).

No obstante, el cobertizo actual no parece remontarse hasta fechas tan tempranas. Si bien es cierto que en el plano de Palomeque (1720) ya aparece un paso elevado desde la plaza, es mucho más estrecho y no se corresponde con la imagen de cobertizo en longitud con techo de madera que tenemos actualmente. Éste debió construirse a mediados del siglo XX a partir de un alfarje de mayor antigüedad (como así lo demuestran la tipología de cinta y saetino y los agramilados con restos de policromías en los papos de las viguetas), pero recuperadas de otro lugar (la desordenada disposición de los elementos y las huellas de haber tenido tabicas de galería, probablemente en torno a un patio, así lo atestiguan).

La prueba definitiva de la existencia de un cobertizo anterior la tenemos en las fotografías de 1885 (fondo Casiano Alguacil), de 1903 (Colección Municipal de Postales), de 1915 (colección Luis Alba) y la posterior de Ángel del Campo Cerdán [7]. En las tres primeras puede verse, en segundo plano, tras el azacán con su burro, un pequeño arco que salva el ancho del callejón sobre el que se produce el paso elevado. Nótese, a modo de curiosidad, que la reja de forja a la derecha en la segunda y tercera fotografía (de la serie histórica que mostramos) sigue existiendo hoy día en el mismo lugar.

En la siguiente fotografía (bajo este párrafo), tomada desde arriba del callejón, puede apreciarse el arco y el paso sobre él, además del muro de mampostería que supone la contención de la plaza del Padre Juan de Mariana, a la izquierda, en primer plano. También se ve con claridad en esta foto de Ángel del Campo Cerdán el trampantojo de buena calidad, hoy desaparecido, con que se revestía el edificio de la derecha, actual Dirección Provincial de la Consejería de Hacienda.

Queda claro, por tanto, que el actual cobertizo, aunque se erige en el lugar de uno anterior y más estrecho que constituía un paso elevado, no puede tener mayor antigüedad de un siglo, aunque los elementos lígneos que lo componen son parte de estructuras mucho más antiguas, procedentes de lugar desconocido, que se re-aprovechan en 1947 por prescripción del proyecto del arquitecto César Álvarez Casado redactado para la reforma del edificio de la Delegación Provincial de Hacienda.

Por documentación obrante en el Archivo Municipal de Toledo hemos podido conocer que, aunque el proyecto inicial no contemplaba modificar el cobertizo pre-existente, en junio del mismo año, el arquitecto solicitó autorización para “ampliar seis metros más, el pasadizo citado, convirtiéndolo en una pequeña terraza que permita la entrada por los jardines de la citada plaza”.

FUENTES:

[1] https://dle.rae.es/

[2] http://etimologias.dechile.net/

[3] El hospital del Nuncio de Toledo en la historia de la asistencia psiquiátrica. Rafael Sancho de San Román. Recuperado de https://realacademiatoledo.es/

[4]«Contaba don Francisco Ortiz una edad bastante avanzada, cuando en marzo de 1483 impetró del sumo pontífice Sisto IV una bula para fundar un hospital, en donde se curasen dementes y se criasen expósitos, deseando dejar de este modo a su posteridad un testimonio auténtico de su filantropía». Toledo Pintoresca o descripción de sus más célebres documentos. José Amador de los Ríos. 1845.

[5] «Continuó la casa del Nuncio establecida en las de Ortiz, situadas frente a lo que fue parroquia de San Juan Bautista, y es ahora una plazuela, conocida con el nombre de los Postes, hasta que habiendo venido a Toledo el virtuoso y activo arzobispo y cardenal de Lorenzana, y viendo que era aquel local mezquino, reducido y falto de decoro, pensó en labrar un hospital digno del buen nombre del fundador y de la fama que gozaba el del Nuncio. Encomendó la traza de los planos al arquitecto don Ignacio Haan, artista que alcanzaba en Madrid grande reputacion, y de quien tienen ya noticia nuestros lectores.» Toledo Pintoresca o descripción de sus más célebres documentos. José Amador de los Ríos. 1845.

[6] Nomenclátor de las vías públicas de la ciudad de Toledo y sus arrabales. Imprenta y librería de Fando. Toledo. Febrero de 1864.

[7] Ángel del Campo Cerdán (1881-1944) fue un importante químico español, en la órbita del pensamiento científico europeo (tuvo contacto con Albert Einstein) que, aparte de ocupar puestos en primera línea investigadora, fue aficionado a la fotografía estereoscópica, dejando valiosas instantáneas de la ciudad en los años veinte del siglo XX.

Fuente fotografías históricas:

· Archivo Municipal, Colección Luis Alba (cobertizo y azacán. 1915). https://descargasarchivo.toledo.es/

· Blog Toledo Olvidado (foto del cobertizo de Orates de Ángel del Campo Cerdán. Años 20 del siglo XX). https://toledoolvidado.blogspot.com/

4 comentarios
  1. J. A. González Pintado
    J. A. González Pintado Dice:

    Interesante artículo de uno de los callejones más estrechos de Toledo.
    Enhorabuena

  2. Eduardo Sánchez Butragueño
    Eduardo Sánchez Butragueño Dice:

    ¡Felicidades por una nueva entrada genial en el blog! Los orates de Toledo y por Toledo os agradecemos sinceramente vuestro trabajo diario.

  3. Pablo González Collado
    Pablo González Collado Dice:

    Gracias a ti por nutrirnos de imágenes antiguas. Nos alegramos de que haya gustado la entrada

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