La fachada de Coliseo

José María Gutiérrez Arias

Existe una magnífica fachada en la Calle Coliseo que llama la atención por su singularidad. Es emblemática por sus trampantojos, distintos a los que habitualmente vemos en la mayoría de los edificios de nuestra ciudad, edificios sobre los que solemos contemplar fingidos de sillares, simulaciones de líneas de imposta y zócalos abujardados, no siendo tan habitual encontrar  simulaciones de estilo plateresco como las de la fachada mencionada.

Por desgracia esta fachada también es emblemática por los males que sufre, sobre ella se acumulan casi todos los problemas que sufren los revocos de los cascos históricos. En un pequeño tramo de fachada, el que se encuentra haciendo esquina con el Callejón del Diablo, se muestra a modo de catálogo una relación de patologías y desatinos bastante habituales en nuestra ciudad. 

Llama primeramente la atención la disposición del cableado, a modo de portería de futbol, que por evitar levantar el solado de la calle en un corto recorrido, se dispuso esta solución de sube y baja que afea la fachada. La salida de humos situada en la parte alta, perteneciente a alguna cocina o calentador, se realizó en su tiempo sin estudiar mucho su ubicación ni su ejecución (de dentro para afuera), teniendo como resultado la rotura de los motivos decorativos murales y el reventón del revoco circundante a la chimenea. El alero original se debió perder hace mucho tiempo, dispuesto con un encamonado que ocultaba las maderas que hoy en día vemos, su ruina seguramente fue debida a la poca entidad del mismo, muy corto su vuelo, que propiciaría el mojado constante de su tablazón, tomiza y revoco. En la parte alta también podemos contemplar un antiestético aparato de aire acondicionado con sus canalizaciones y cableado visto. No es entendible como esta unidad exterior de climatización no se ha ubicado en la terraza que está inmediatamente por encima, la instalación no hubiese sido mucho más complicada y el aparato sería fácilmente manejable en caso de avería o labores de mantenimiento, los ruidos quedarían atenuados en la parte alta del edificio y las calorías resultantes de su funcionamiento no modificarían la umbría de la calle en verano.

Como en la mayoría de los casos se busca una instalación rápida sin ningún respeto a los paramentos de los edificios ni a la imagen de la ciudad. En el mejor de los casos se instalan celosías que aún mejorando la imagen siguen siendo elementos ajenos a la propia lógica del edificio. Es importante recordar que desde el Consorcio se dan ayudas económicas con porcentajes muy elevados (no inferior al 50 %) para ejecutar las labores de albañilería necesarias para ubicar los aparatos de climatización en terrazas, hastiales, interiores de balcones,… y para ocultarlos en esas ubicaciones con celosías o cerramientos insonorizados. La ayuda económica va siempre acompañada de apoyo y asesoramiento técnico por el personal de la Sección de Vivienda del Consorcio, tanto en la preceptiva visita técnica previa como en la fase de montaje. En todo caso siempre es necesario pedir colaboración a los ciudadanos en beneficio de su ciudad, una instalación correctamente legalizada suele ocasionar pequeños trastornos que son razonablemente asumibles.

Nuestra fachada sufre también otro mal muy común: la utilización de morteros de cemento Portland para la ejecución de revocos modernos o para reparaciones de revocos antiguos en las zonas bajas de los paramentos. Estas zonas bajas de las fachadas suelen deteriorarse antes que las superiores, al ser esta una zona más expuesta al salpiqueo del agua de lluvia, roces, golpes, acción de las sales por humedad de capilaridad. Es solución habitual de la mayoría de los albañiles la utilización de estos revocos para evitar las humedades, solución que empeora el problema. Para secar algo es necesario favorecer la evaporación del agua, si colocamos una barrera perjudicamos esa evaporación, los revocos de cemento no son transpirables y tienen una gran cantidad de sales en su composición, sales que terminan cristalizando sobre los paramentos y bufando los revestimientos. Para revocar fachadas en el casco histórico se deben utilizar morteros de cal, estos morteros son transpirables y tienen menos sales en su composición.

Para rematar la relación de despropósitos se puede observar el repintado que se ha realizado sobre el zócalo y que remata inmediatamente por debajo de la ventana. Su origen quizás sea debido a un intento de homogeneizar el color de toda esa zona, ya que se advierten reparaciones y parches. La reparación más evidente está realizada bajo la ventana, donde ha debido estar escurriendo el agua de regar las plantas durante bastante tiempo. Afortunadamente la pintura no debió ser de calidad y se ha ido diluyendo con el transcurso de los años, bajo ella aparece de nuevo los motivos decorativos que aun subsisten. Para pintar fachadas en el casco histórico recomendamos la utilización de pinturas al silicato o a la cal. En el caso de existir pinturas singulares en los paramentos las actuaciones deberán estar supervisadas bajo control arqueológico.

Como en la mayoría de los casos que nos encontramos, en las visitas técnicas que realizamos en la ciudad, los propietarios de las viviendas no actúan de mala fe, el desconocimiento es como siempre nuestro peor enemigo. Es por ello importante insistir en recordar que los técnicos del Consorcio están a disposición de los habitantes del Casco Histórico para resolver cualquier tipo de dudas relativas al mantenimiento y conservación de sus edificios, con independencia de que posteriormente se hagan o no las obras o no se solicite subvención.

José María Gutiérrez Arias. Consorcio de la Ciudad e Toledo

1 comentario
  1. Fernando Garay Grossocordon
    Fernando Garay Grossocordon Dice:

    ¡Muchas gracias por el correo!

    Lo he reenviado a todos mis contactos de Madrid para que vean como se cuida Toledo.

    Además así me parece que sigo currando con vosotros.

    Abrazos compi.

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