Un armorial en la Bajada del Pozo Amargo
Jose María Gutiérrez Arias
Recientemente hemos podido visitar las obras que se están realizando en la Bajada del Pozo Amargo para la construcción de un hotel de la cadena Hotusa. La intervención afecta a un conjunto de edificios de época medieval que, pese al abandono y la ruina, todavía conservan elementos arquitectónicos de gran valor. Forjados de madera policromados, yeserías, columnas, aljibes, potentes muros encintados y tapiales resisten aún aquí y allá a la espera de una futura rehabilitación que se hace ya imprescindible.
Escondido en el interior de uno de los edificios, quizás el más antiguo de esta amalgama de viejos caserones, accedemos a una sala de discretas proporciones. En sus blancos paramentos de yeso y temple observamos repartidas diversas catas arqueológicas, pequeñas ventanas excavadas con escalpelo que desvisten de forma escalonada las capas de revestimientos que recubren los paredones. Sobre la capa más interior, la que recubría originalmente los muros de mampostería encintada, se despliegan pintados diversos escudos heráldicos a modo de armorial. Se disponen en bandas horizontales y sobre cada uno de ellos aparecen letras de traza muy antigua que parecen nombrar al propietario de cada blasón. Desconocemos la cronología y los propietarios de éstos bellísimos escudos de armas, trabajo que deberá realizar un especialista, no obstante sí nos atrevemos a decir que la disposición constructiva, el aparejo o forma de construir de estos muros, corresponde a una cronología de principios del siglo XIII.
En la parte superior, a modo de remate perimetral, se dispone una nacela plana policromada en la que se despliega un roleo vegetal sobre el que aparecen figuras humanas y animales. El techo de esta sala fue lamentablemente desmontado en fecha indeterminada. Afortunadamente queda un pequeño vestigio en uno de los laterales, en el encuentro entre techo y pared apreciamos una tabla policromada clavada a la viguería del techo. Parece ser, dato que debe ser confirmado con un análisis más exhaustivo, que esta noble estancia estaba cubierta por un taujel. Para nuestros lectores que no conozcan lo que es un taujel daremos algún dato aclaratorio: en general en los forjados de madera las vigas están visibles, pero no sucede así en los taujeles. Estos techos planos tienen por base un forjado normal y corriente, pero cubierto por su cara inferior por una tablazón en la que generalmente se dispone una labor de lazo o se pintan los motivos decorativos directamente sobre los tableros de madera. Los taujeles no son muy comunes en Toledo, o por lo menos no han llegado muchos a nuestro tiempo actual, quizás el motivo sea su “fácil” desmontaje y expolio en comparación con otros elementos de carpintería que cumplen función estructural.
Indicar por último que es mínima la superficie descubierta hasta ahora. Bajo los revestimientos se advierten, en otras pequeñas catas, que los motivos decorativos son diversos, inscripciones, cintas de atauriques, castillos, … Esperamos que en breve se puedan ir eliminando los revestimientos modernos y que podamos contemplar el conjunto de la sala con su decoración completa. Agradecemos a los responsables técnicos de la obra y a la cadena Hotusa las facilidades ofrecidas para tomar estas imágenes.
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Había más pinturas en esa casa. Un albañil las destruyó en una obra durante el siglo XX sin contar con los dueños, para evitar que se pararan las obras
¿ Que ciudad ? sigo exclamando de vez en cuando, con las riquezas que se descubren cada cierto tiempo dentro de los inmuebles que la forman. Duele ver como se despuebla, como la abandonan los nacidos dentro de ella. y se convierte en un cadáver, momia para
los turistas.