La fachada azul

Israel Moreno

En Febrero de 2012 se desmontaban los andamios que ocultaban la fachada del edificio de la Plaza de la Merced Nº 3, descubriéndonos su imagen renovada, un llamativo color azul en planta primera y segunda, con fingidos de sillares de piedra en planta baja.

Muchas han sido las fachadas de los edificios restauradas en los últimos diez años en el Casco Histórico de Toledo, la mayoría de ellas con ayuda del Consorcio. Esta fachada es merecedora de una mención especial por ser ejemplo en la suma de esfuerzos.
En Abril de 2009 los técnicos del Consorcio realizan la primera visita al inmueble. Se trata de un edificio de viviendas, con locales comerciales en planta baja. Se encuentra en un regular estado de conservación, estando la mayoría de sus viviendas ocupadas por vecinos.
Escuchamos las intenciones de la propiedad, en cuanto a la obra a ejecutar, y les orientamos, aconsejándoles como acometer la obra teniendo en cuenta las necesidades del inmueble y las ayudas disponibles.

Prácticamente un año después de esta primera visita comienzan los primeros trabajos. Se afronta la rehabilitación del edificio ejecutando las obras poco a poco, por fases, ajustando el ritmo a las posibilidades y las necesidades de la propiedad, los vecinos, el constructor, el restaurador, el Consorcio.
Desarrollar una obra de rehabilitación en el Casco Histórico de Toledo es una tarea dura, especialmente para la propiedad. Trámites administrativos, licencias, permisos, dificultades en la ejecución, imprevistos, demoras, conflictos entre las partes son, entre otros, los escalones a salvar en toda obra de rehabilitación en el casco.
Todas las partes que intervienen sufren la obra, y deben aportar su grano de arena. Es muy importante que exista comunicación entre todas, e interés por salvar las diferencias que seguro surgirán.
En este sentido, esta obra es de resaltar por la colaboración que ha existido entre propiedad, contratistas, y técnicos del Consorcio, que ha propiciado el cuidado del detalle y los buenos acabados en su ejecución.
Comienzan  los trabajos actuando inicialmente sobre los elementos del patio. Se pican los revestimientos, se actualizan y eliminan sus instalaciones,  se acondiciona la caja de escalera, y se ejecutan nuevos revocos que con posteridad se pintarán. Durante la fase de picado en planta baja aparecieron restos de una antigua yesería que decoraría la entrada de un salón.
Se continúa con la restauración de los elementos especiales del patio, el zaguán, y la entrada principal. Se actúa sobre los alfarjes (forjados de madera) de las galerías, las vigas maestras de madera, se descubren las columnas que estaban forradas por fábricas de ladrillo macizo, se restaura la yesería recientemente descubierta, se restaura la portada principal, y la solería y las molduras de escayola del zaguán de entrada.

Por último, y después de hacer un alto en el camino para recobrar fuerzas tras las obras del patio, casi después de dos años desde el inicio, se acomete la intervención de la fachada principal y sus cubiertas.
Se decide recuperar el color en la fachada acudiendo a los tradicionales tonos utilizados en el pasado de la ciudad, recogidos en el Plan de Color, y aún presentes en alguna perdida fachada, decorando el revoco pintado con motivos constructivos, simulando sillares de piedra.
Después de hacer un levantamiento de la fachada, se estudia el despiece de los fingidos de piedra, en el zócalo integrándolo con la piedra real, en los recercados de los huecos, las impostas, y las esquinas.
Se eliminan una parte de las instalaciones de la fachada, otras se ocultan bajo una canaleta integrada en el alzado de la fachada a modo de imposta.
Se cuidan todos los detalles de la fachada como las rejillas de ventilación, o el trampantojo de la placa que nombra la plaza, ilustrándolo con el escudo de “Los Mercedarios” haciendo un guiño a la toponimia de la ciudad.

El resultado final es la actual fachada azul. En pocos días sentimos su presencia como habitual en la ciudad.
La memoria nos traiciona, en este caso para bien, borramos el antiguo recuerdo y tomamos la imagen actual como cotidiana.
Todas las intervenciones tienen sus defectos. Ésta seguro que no es una excepción; ni siquiera pensamos que sea la forma ideal de proceder en una rehabilitación, pero puede servir de ejemplo, cuando los recursos son limitados y existen otros imponderables, como que el inmueble esté ocupado durante la ejecución de la obra.
La escasez de los recursos suplida por el esfuerzo, el conocimiento y el buen hacer a lo largo del tiempo…todo suma.
Queremos animar con este ejemplo de actuación a otros vecinos de la ciudad, En estos momentos son ellos los que deben tomar la iniciativa y forzar a la administración a abrir nuevos caminos.

                                                                                                                                                                                                                                                                            
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