Hay algo que no cuadra, Renata y Pedro tienen razón. En Toledo hay patios que están tristes, pero no están tristes por si mismos; el patio de una casa es parte del alma de su dueño.
Miro hacia arriba y al ver pasar raudas las nubes en lo alto, más allá, fuera de los límites de la caja del patio, me da la sensación de que la casa se mueve. Sombras y luces se alternan con rapidez bañando con sutil caricia los yesones y baldosas a mi alrededor. Estoy solo respirando este espacio suspendido, el patio está solo, … cada vez es más difícil encontrar un patio en uso. Un uso ordinario, de niños jugando, de familias charlando, de lectura y disfrute, … sí, ya sé que hay días de fiesta donde los patios se emborrachan de gente, pero luego parece que la resaca es larga y solitaria.
Vuelvo a mirar hacia arriba y este patio en el que me encuentro me susurra de nuevo que está triste. No hace falta que me lo diga, ya lo veo. En los aleros, tendidos de norte a sur, cuelgan paralelas unas vetustas guías de hierro, enhebrados en ellas se bambolean varios ganchos con ojal, sobre las soleras hay clavadas con hierro unas mohosas poleas de madera… la vieja lona del toldo fue retirada hace mucho tiempo. Aquí abajo en el patio no hay nadie al que le moleste el sol, más bien el sol no tiene a nadie a quien molestar. Veo fotos de ese maravilloso “Toledo Olvidado”, en esas fotos se ven patios alegres, patios habitados, en uso, patios bioclimáticos de penúltima generación. El patio toledano (Toledo Olvidado)
Debemos “arreglar” las casas, pero aprender también a rehabilitar los usos tradicionales de las mismas, volver a recuperar aljibes, celosías, toldos, fuentes, … el espacio y el tiempo de los patios. Sin ello recuperaremos frías piedras, tendremos patios bien vestidos pero tristes. Es necesario volver a tener tiempo para sentarse un rato en los patios y sentir la necesidad de volver a poner en uso ese toldo, ese fresco sombrero. Mirar abajo al fondo del aljibe, subir y tocar el agua fría de esa caverna artificial, regar las plantas y mojar las solerías con ese agua … disfrutar de nuevo de lo intangible. Con el uso se fomenta la conservación de las cosas, arreglar para no utilizar es dejar la tarea a medias.
por Jose María Gutiérrez Arias