La cara oculta de las Cuevas de Hércules
Jose María Gutiérrez Arias
Uno de los mayores éxitos que ha conseguido nuestra institución, desde su creación en el año 2001, ha sido el de poner en valor numerosos espacios arqueológicos y patrimoniales de la ciudad, labor que se ha podido completar, en la mayoría de los casos, con la posibilidad de visitar públicamente lo restaurado. Espacios recuperados y bautizados acertadamente con el nombre de Patrimonio Desconocido. Una gran parte de estos emblemáticos enclaves de nuestra ciudad han sido localizados gracias a la labor permanente, a modo de “ojeadores”, que realizan los técnicos de la Sección de Vivienda y la Unidad Técnica del Consorcio en medio del entramado urbano de la ciudad. Son ya varios miles las visitas técnicas realizadas a los inmuebles del recinto histórico, visitas que han permitido, además de conocer los encantos ocultos de nuestra tímidas casas, entablar conversación con los propietarios de los edificios y, generosamente por su parte, permitirnos pactar la recuperación de bienes patrimoniales y la cesión, para disfrute público, de los hallazgos recuperados. Por desgracia hay veces que no se alcanza el éxito, la ciudad es centenaria, y algunas cosas sólo se podrán cambiar después de muchos años. En ocasiones la ciudad, y sus moradores, guardan con celo sus tesoros y se hace labor imposible abrir puertas al patrimonio interior escondido. Posturas muy respetables, fundadas en circunstancias personales que el ciudadano defiende con tesón. Sólo nos quedar dejar que otros hagan más adelante, en un futuro más o menos lejano, lo que nosotros no hemos podido conseguir.
Hoy les queremos contar uno de esos “fracasos”, y al menos enseñarles unas imágenes de parte de un espectacular enclave arqueológico que no hemos podido recuperar para visita pública. Gran número de ciudadanos conocen las famosas Cuevas de Hércules, lo que no es tan conocido es que la bóveda rehabilitada, que se puede visitar desde el Callejón de San Ginés, tiene una bóveda gemela paralela y adosada a ella en el edificio colindante. Sobre los vanos tabicados de la potente arquería de sillares, que se pueden contemplar en la parte visitable de las Cuevas, se disponen unos espejos que intentan ayudar al visitante a hacerse una idea de como sería el espacio original, doble, con dos bóvedas corriendo en paralelo y separadas por los ciclópeos arcos de piedra. En tiempos se intento la unión y recuperación conjunta de las dos bóvedas, las conversaciones mantenidas con la propiedad colindante no tuvieron éxito … y aquí seguimos a la espera de que se deshaga el nudo. Con amabilidad el propietario nos deja renovar las viejas fotografías y aquí se las traemos para su disfrute … aunque con sinceridad debemos decir que nos sabe a poco.
Esperaremos con paciencia, nosotros o el que venga detrás. Este espacio se recuperará íntegro. La ciudad ya ha enfilado una senda de no retorno en la que la recuperación del patrimonio no tiene vuelta atrás. El cambio de mentalidad de los toledanos, en relación a la trasnochada idea de ocultar con miedo los valores de sus edificios, permitirá seguir en el futuro con la recuperación de espacios únicos, y para disfrute de todos con la posibilidad de habilitar su visita pública.
Jose María Gutiérrez Arias
Si, la verdad es que es lamentable ver estas fotografías que desgraciadamente se repiten por todos sitios, pero bueno ¡ojalá! que poco a poco se vaya recuperando el patrimonio escondido y oculto de la ciudad. Pero así es como debía vivir mucha gente en el pasado ya que hubo cierta época que la población de Toledo era prácticamente la misma de hoy en día y debían vivir hacinados en cuevas, pasadizos y no quiero imaginarme donde, teniendo en cuenta que gran parte del espacio de la ciudad estaba ocupado entonces por conventos, palacios de la nobleza, iglesias, sinagogas, mezquitas y demás. Aunque a los que ya peinamos canas no nos pilla de susto, pues así vivíamos hasta hace poco tiempo, hasta que se construyeron los primeros bloques de Palomarejos, Santa Bárbara y el Polígono, era fácil encontrar en dos habitaciones viviendo a una familia de siete miembros. Pero bueno que ese camino que ha empezado de recuperación de espacios no pare y pronto podamos contemplar más maravillas de las que guarda Toledo en el subsuelo que no son pocos
CARLOS DUEÑAS REY
Muy interesante y sobre todo muy agradecido por compartir estas fotografías y este texto José María. Siempre que visité la “Cueva de Hércules oficial” me preguntaba porqué no se ha recuperado “el otro lado del espejo”. Una pena que a veces las cosas no funcionen como deben, el mundo es así.
De todos modos, dicen que no hay mal que por bien no venga, quizá el futuro lo sepa.
Hola David. Es verdad, es una lástima, pero estoy seguro que no tardaremos muchos años en ver todo el conjunto restaurado. Ahora nos toca tener paciencia.
Gracias por el comentario. Un abrazo.