Los técnicos del Consorcio de la Ciudad de Toledo tenemos el gran privilegio de poder visitar un gran número de edificios de nuestra maravillosa ciudad. Entre ellos se encuentran, lógicamente en mayor número, aquellos que forman el entramado residencial, edificios destinados a servir de escenarios del vivir diario de sus moradores.

 

De la contemplación de estos espacios urbanos interiores, surge siempre la reiterada sensación de que Toledo es una ciudad muy especial, da igual el estado en el que se encuentren estas arquitecturas domésticas, su imagen subyuga por mil razones: la forma de caer la luz a través de los patios, la textura de los revocos, las deformaciones de maderas y paramentos agotados por cargas perennes, el sonido de la calle que llega atenuado por los recovecos del zaguán o los corredores, … y esa permanente evocación de que lo visto, aunque familiar, siempre nos parece distinto e irrepetible. Este privilegio, anteriormente mencionado, conlleva hacernos parte de lo que visitamos, para lo bueno y paro lo malo. Cuando se visita un edificio es porque existe un problema, y hay que buscar soluciones, generalmente económicas, para resolverlo. Aplicar normativa y reglamentos para arreglar cales y cementos, pero sin olvidar nunca que el suelo que pisamos es el hogar de personas. Entramos en casa ajena ¿cómo, de qué manera, me gustaría que me atendiesen en mi casa?. El técnico se tiene que revestir, si quiere ser realmente efectivo, con el atuendo de un profesional multidisciplinar: psicólogo, sociólogo, economista, artesano, historiador, … estas casas y sus habitantes reclaman de nosotros nuestra mejor versión. No obstante resulta imprescindible la intervención y la implicación vecinal, “papá administración” no puede, ni debe tirar solo del carro. El Consorcio debe servir de catalizador y de agente motivador, educar y enseñar al ciudadano a cuidar de su patrimonio, dar conocimiento, facilitar trámites, y colaborar económicamente en el soporte de las cargas que implica la rehabilitación, aunque no más allá del limite que haga insensible al ciudadano. Lo que no cuesta no se valora en la misma medida que si el bien que adquirimos nos supone una carga. La actuación realizada por nuestra institución, en el edifico de la Calle Recoletos nº 3, ha intentado seguir estos patrones.

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Mostramos aquí de forma gráfica lo que el Consorcio hace, en conjunción con vecinos y comunidades, en los edificios residenciales. En este caso bajo la vía de un convenio de colaboración, ejecutando directamente la obra el Consorcio, pero con el apoyo económico y de gestión de los vecinos. Obras moderadas, por limitación de recursos de unos y otros, pero las primeras de una escalonada intervención global a realizar en el tiempo. Labor oculta en muchos casos, guerra de guerrillas, táctica de combate que funciona bien en este “batallar” por cuidar y conservar nuestra ciudad.

por Jose María Gutiérrez Arias
PLAN DE REHABILITACIÓN DE ELEMENTOS COMUNES EN EDIFICIOS VECINALES. Calle Recoletos nº 3. CONSORCIO DE TOLEDO
 

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