300

Pablo González Collado

Pudiera parecer por el título que encabeza esta entrada que el tema desarrollado versara sobre remotas batallas entre griegos y persas, con 300 espartanos afanados en la defensa postrera de un paso montañoso perdido en las brumas del tiempo: las Termópilas. Una lucha de pocos contra muchos. No es ésta la historia de estas líneas. Aunque podría serlo…

Hace tiempo que la unidad técnica del Consorcio superó las 300 visitas técnicas. De hecho, en octubre de este 2013, mientras se ultima la redacción del presente texto se han superado con creces las 400 visitas a inmuebles del Casco Histórico. Y aún restan 2 meses en el presente ejercicio. Si repartimos las visitas realizadas en estos 10 meses que lleva el año entre los días laborables obtenemos una media superior a 1´5 visitas al día, lo que quiere decir que cada dos días visitamos 3 inmuebles, lo que no es nada desdeñable. Por supuesto las visitas suelen agruparse en su mayoría en los martes y jueves, días oficiales destinados a tales efectos. Por tanto, muchos inmuebles son visitados cada año por los técnicos del Consorcio, unas veces con el fin de informar al ciudadano acerca de las ayudas disponibles para las obras que se plantea realizar, otras veces para evaluar edificios y proponer soluciones constructivas que atajen los daños que se manifiestan en nuestros ancianos edificios. Algunas veces, incluso, volvemos de las visitas con la sensación de haber atendido psicológicamente al ciudadano más que desde el punto de vista técnico.

Encontramos problemas de toda índole durante las visitas: sociales, constructivos, económicos, estructurales, vecinales, pero lo más habitual es encontrar procesos patológicos asociados al fluir reológico del paso del tiempo sobre nuestras construcciones. Los edificios envejecen y la mayoría muestran achaques de desigual gravedad. Decenas de las visitas técnicas que realizamos consisten en imponentes paseos por tejados malheridos, bajo-cubiertas polvorientos o terrazas convertidas en indeseables piscinas. El agua es el enemigo estrella de los edificios. La que viene del cielo y la que trepa desde el suelo. Las cubiertas son el sistema constructivo para el que más intervenciones reclaman los ciudadanos pero también las humedades provenientes del nivel freático: la famosa capilaridad, que empapa muros de sótano, plantas bajas, suelos, etc.

En otras ocasiones el amplio deterioro de los revestimientos de cal de fachadas y patios incita a los vecinos a renovar el revoco protector para conservar la imagen del edificio. Gran número de fachadas son conservadas cada año gracias a la iniciativa privada, el asesoramiento técnico y las ayudas económicas del Consorcio.

También los inmuebles se modernizan interiormente para adaptarlos a las condiciones de vida del siglo XXI en cuanto a redes de instalaciones, confort térmico y acústico. La reforma de la vieja vivienda ha desplazado en demanda a la obra mayor de reforma integral de inmuebles o incluso a la erección de nuevas edificaciones en solares vacantes.

En otras visitas descubrimos verdaderos problemas de accesibilidad en personas ancianas o con discapacidad que desembocan en obras pequeñas de adaptación del cuarto de baño a las condiciones de sus usuarios tales como sustitución de bañera por ducha, ampliación del hueco de la puerta, colocación de rampas accesibles o instalación de plataformas elevadoras en portales con escalones insalvables.

Nos atraen especialmente las intervenciones que eliminan el cableado, las antenas, aparatos de aire acondicionado y otros elementos sobrepuestos y que afean la imagen de las fastuosas fachadas que aún conservamos. Más que nada por los resultados obtenidos, más que correctos, pues no resulta nada placentera la gestión de estos expedientes por lo tedioso y complejos al entrar en liza las compañías suministradoras, las comunidades de propietarios, los técnicos municipales, los vecinos y demás personal invitado al rodaje de esta película, incluidos nosotros mismos, como parte de una burocracia administrativa compleja que no siempre somos céleres en resolver.

Toledo es una ciudad vastísima, inagotable en patrimonio, peculiaridades sociales y constructivas. Desde la unidad técnica del Consorcio vamos poco a poco, humildemente, adentrándonos en este mundo particular lleno de singularidades que es el casco histórico y conociendo cada vez más la casuística del Toledo rehabilitado y por rehabilitar. Seguimos conociendo a través de estas visitas técnicas el sinnúmero de “enemigos” a los que nos enfrentamos cada día en nuestra ciudad.

Esperamos salir victoriosos de esta batalla.

Pocos contra muchos, decía al principio. Pues va a resultar que al final no nos hemos alejado demasiado del tema de las Termópilas…

Pablo González Collado. Consorcio de la Ciudad de Toledo

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