La cara vista del capitel
Jose María Gutiérrez Arias
Desde tiempos remotos, la reutilización de elementos constructivos ha sido fuente habitual, rápida y muy económica, de abastecimiento de materiales de construcción. Los tiempos pretéritos siempre han sido convulsos por mil cuestiones: guerras, incendios, … situaciones éstas que llevaban aparejada la destrucción-usurpación de la casa del vencido o del desafortunado en cuestión, y por ende la creación indirecta de un almacén de materiales para edificar de nuevo. El objetivo era poner de nuevo operativas, sobre el tablero de juego, viejas piezas de puzzle con las que ejecutar un nuevo decorado. Piezas de probada calidad, el tiempo se ha encargado de probarlas, a modo de laboratorio de ensayos. Piedras, mampuestos, grandes sillares “a lo romano”, ladrillos, columnas, cipos, vigas de madera, zapatas, azulejos, … todo un buen catálogo para poder construir de nuevo.
En el patio del inmueble nº 3, de la Plaza de Amador de los Ríos, hay un vetusto capitel de mármol. Descansa solemne apoyado en el suelo – hace tiempo que dejó de hacer sus labores – mientras espera, orgulloso, que alguien venga a darle trabajo de nuevo. Las puertas acristaladas del portal y del patio nos dejan echar un indiscreto vistazo al interior de la casa, y ver, desde la calle, su disciplinada espera.
Este capitel, tatuado con talla vegetal, tiene una cara vista, la otra, que está lisa y sin decoración, se disponía adosada a un muro cumpliendo la función de lo que llamamos capitel adosado. Bajo él, habría también en tiempos, una media columna y basa completando el conjunto. Su tamaño y diseño nos revelan que estaba ubicado en un edificio noble, de entidad, … por ello no es fácil volver a encontrarle digno acomodo. De momento luce su frío rostro a modo de pieza de museo.
¿De dónde vino este capitel? ¿Qué desafortunado acontecimiento derribó su palacio?. Es difícil saber su origen, sólo sabemos que estuvo escondido, empotrado y reutilizado en el muro viejo de la fachada de esta casa, como un pedrusco más. Ya hemos dicho que no era fácil ponerlo en juego de nuevo y por ello acabó castigado de cara a la pared, emparedado entre ladrillos y cal. Sirvan estas fotos al menos para recordar un poco de su historia vivida, el resto, mudo, lo guarda el capitel para sí.
Jose María Gutiérrez Arias. Consorcio de la ciudad de Toledo
Un objeto que tiene un historia se convierte en algo vivo.
Un abrazo .
Gracias bro. Un abrazo grande.
Semeja tener muy perdidos los motivos, pero aun asi los restos nos hablaran de su época, ¿
Romano ?l
No he revisado el informe arqueológico que se hizo en su momento pero a mi me parece que este capitel es romano.
Un saludo