Un cobertizo perdido
Jose María Gutiérrez Arias
Si bien la ciudad de Toledo conserva gran número de edificios y construcciones centenarias, incluso con mayor profusión que otras ciudades históricas, es evidente que el transcurrir del tiempo y el devenir de los acontecimientos han modificado y modelado de forma muy profunda su disposición urbana y constructiva hasta la imagen actual. Aún así, hoy en día, en esa mezcla de edificios de distinta época podremos encontrar señales, más o menos claras, que nos permitirán intuir las trazas de antiguas construcciones. Un paseo reposado por la ciudad, mirando con calma paramentos, aleros, adarves y calles nos permitirá descubrir pequeños detalles reveladores de ese pasado construido.
Bajando por la Cuesta de la Ciudad, camino de las Casas Consistoriales, encontraremos a mitad de calle, en su lateral derecho, una casa discreta, con un recio muro en su alzado principal en el que se entretejen paños de distinta época y factura. En la parte alta, sobre una solera corrida de madera empotrada en el paredón, asoman las testas de varias vigas, cortadas casi al ras de la pared pero con un poco de vuelo. No es extraño encontrar en estas viejas paredes la cabeza aislada de alguna viga de madera, solución constructiva que permite que la parte empotrada de los elementos de madera estén en contacto constante con el aire, ventilación que evita la pudrición y asegura una mayor durabilidad de las viguerías. Lo que no es tan habitual es que sean varias las vigas, y que estás vuelen, aunque sea corto el vuelo, fuera del muro.
Este detalle nos permite afirmar que en la Cuesta de la Ciudad hubo en tiempos un cobertizo, hipótesis que coge más fuerza cuando descubrimos en la fachada de enfrente la testa cortada de otras vigas de madera, coincidente en trazado y altura con varias de las que ya conocemos. Sobre la cuesta volaban cinco juegos de vigas dobles, formando un forjado de dos órdenes de vigas.
¿Qué antigüedad puede tener este cobertizo? Es difícil saberlo, el muro sobre el que descansan las cinco vigas es muy antiguo, su aparejo de ladrillo y piedra es similar a los construidos en el siglo XIII o XIV, por encima de las vigas cambia el aparejo y el muro se dispone en exclusiva con mampostería y es más difícil datar su fecha de construcción. Quizás la respuesta esté en los archivos, donde algún experto pueda encontrar referencias a este paso volado. Es interesante pensar que desde la Catedral, pasando por el Arco de Palacio, se accedía al Palacio Arzobispal y por este cobertizo perdido al otro lado de la Cuesta de la Ciudad … ¿quizás hasta comunicar con la Iglesia de San Marcos?
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Muy fina observación, Producida por un especial cariño a esta hermosa ciudad, A Don Leopoldo le hubiese encantado el descubrimiento.