Una galería bajo Alcántara
Jose María Gutiérrez Arias
Una de las leyendas urbanas más extendida entre los toledanos es la de la existencia de cuevas y galerías que discurren ocultas bajo las casas del casco antiguo. Túneles profundos que bajan hasta el río y que incluso, en algunos casos, pasan bajo él y se pierden en los alrededores de la ciudad. Relatos contados en la intimidad interior de los patios, … ” hay veces que se escucha un rumor lejano, casi apagado, abajo en el aljibe, como de correr el agua“. Se podría pensar que eso no pasaba de ahí, relatos, historias, cuentos, leyendas, no había pruebas. Al menos hasta hace unos años. Desde la creación del Consorcio de Toledo la investigación arqueológica en el subsuelo de la ciudad ha permitido vislumbrar lo que parece la punta de un iceberg. Aquí y allá han aparecido espectaculares galerías que sinuosas se extienden bajo el abigarrado entramado urbano: Calle del Barco nº 5, Plaza del Juego de Pelota, Calle de la Sal nº 5 , Calle Alfonso X, Plaza de Amador de los Ríos, Calle Nuncio Viejo, Calle del Cristo de la Luz, …
La facilidad con la que hoy en día, a través de las redes sociales, nos comunicamos el hallazgo de nuevos descubrimientos relativos al patrimonio arquitectónico o arqueológico ha permitido hacer llegar al gran público lo que hasta hace poco era disfrute de pocos. Este blog ha hecho llegar a los estudiosos de la ciudad estos últimos descubrimientos. No es el caso de lo que hoy queremos mostrarles, al menos no tenemos constancia de que sea muy conocido el dato. Creemos que es interesante darlo a conocer por su singularidad.
En el verano del año 1999 y dentro de los trabajos de restauración financiados por la Fundación Caja Madrid, en colaboración con el Ayuntamiento de Toledo y la Junta de Comunidades, del tramo de muralla este de la ciudad, apareció en una cata arqueológica bajo la Puerta de Alcántara una galería subterránea parcialmente colmatada.
Bajo la dirección de los arqueólogos D. Octavio Collado Villalba y D. Emilio Nieto Soriano (AL-MULK, S.L.) se efectuaron los trabajos de supervisión arqueológica del citado tramo de muralla. De su interesante estudio, que esperamos pueda ser publicado en su totalidad algún día y que con amabilidad nos ha dado traslado D. Octavio, extraemos la descripción de la galería: ” Otro elemento destacable de esta cata, es la galería aparecida a la altura de la puerta, y que cruza transversalmente a la misma en dirección por un lado hacia el río, y por otro hacia la ciudad, sin que podamos precisar con mayor exactitud de donde procede y a donde conduce, debido a que en sus extremos conservados estaba totalmente colmatada de escombros. En la actualidad es practicable en una longitud de unos 18 metros, teniendo un metro de anchura, 1,70 metros de altura, y presentando cada medio metro una perforaciones en la pared para poder depositar el elemento con que iluminarse durante su construcción. En algunos puntos está excavada directamente sobre la roca, y en otros presenta paredes y bóveda de piedra y ladrillo, similar a los paramentos de muralla situados encima de la puerta. Lo que parece claro es que es de una época posterior al paramento inferior de la muralla, ya que en esta zona aparece roto y presenta la galería una irregularidad anormal en la pared.”
Guarda celosa la ciudad su patrimonio subterráneo, el azar dirige caprichosamente nuestras piquetas y palas en su busca, ¿qué nos espera allí abajo?. El lejano rumor del agua sigue sonando en la garganta de los brocales …
Jose María Gutiérrez Arias
Hace mucho tiempo, por los años 1968 en la primavera, posiblemente en el mes de Abril, estando en los WC de la Estación de Autobuses de Toledo al lado del Alcázar, un Señor muy mayor me hizo un comentario de que Toledo estaba llena de túneles y que a Él le dijeron cuando era un niño, que Toledo está minado de muchos y que hay uno que atraviesa todo Toledo de lado a lado. Me quedé atónito y mi fantasía empezo a volar por un túnel con agua y Barcos alumbrados con faroles y luces de colores. Al señor mayor, jamás le volví a ver.
Las afamadas galerías de la ciudad de Toledo, ya gozaban de dicha fama en siglos pasados, Don Juan Manuél en su obra: El Conde Lucanor en el ejemplo XIII nos habla de lo ocurrido a un famoso nigromante residente en la ciudad, de nombre Illán con un deán de Santiago de Compostéla, “entraron ambos por una escalera de piedra muy bien labrada y fueron descendiendo por ella muy gran pieza, en guisa que parecían tan bajas que pasaba el río Tajo sobre ellas… Sigo tus trabajos, me gustan, me resultan muy interesantes. Un saludo afectuoso.
Gracias por su comentario y apoyo.
Un saludo