El trampantojo de Chapinería
Jose María Gutiérrez Arias
Hace tiempo descubrí un detalle arquitectónico muy valioso en la Calle Chapinería. Muchas veces había pasado por aquí y no lo había visto. No es fácil descubrirlo, no porque esté muy escondido, existe una circunstancia que hace ciego, o al menos miope, al que transita por esta calle: al fondo divisamos la Catedral, y nuestros ojos buscan, embelesados, la belleza que despliega a lo lejos la Primada. Es fácil que lo más cercano pase desapercibido. También el desconocimiento nos hace ciegos a muchas cosas.
Hoy me gustaría poner en valor ese pequeño tesoro que yo pude descubrir, dar un nuevo aliciente al que pasea por Toledo para que valore lo que esta ciudad atesora. Recordar al que deambula por las calles, enamorado de este sueño edificado, que en la búsqueda no hay que dejar ningún rincón sin revisar. Que lo mejor está por descubrir.
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Hay, bajando, en el lado derecho de la calle, en la primera casa de la cuesta, un pequeño cuadro recortado en el revoco liso que cubre la fachada. Allí, bajo un balcón soportado por canecillos neomudéjares, alguien dejó un “ventanuco” por el que observar como era el revoco original de la fachada de esta casa. Y me gusta mucho lo que veo, … no entiendo por qué lo taparon. Mis ojos caen en la trampa: veo ladrillo, escoria, llagueado y piedra, … sin embargo no hay nada de eso. “Sólo” es pintura, y mucha pericia. Un gran artista pintó este trampantojo, con su pincel robó el oficio al albañil y convirtió en levedad lo que era masa pesada. Un bote de pintura, un pincel en la mano, acaricia el pelo de ciervo la masa fresca de cal, … atrás quedó lo que antes eran toneladas y brazos rotos.
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Toda la casa era así hasta que la Junta decidió “restaurarla”, eliminando todo el trampantojo, salvo ese fragmento, y pintando en su lugar la fachada con el color pastel actual.
Es una pena, la parte que se dejó de recuerdo tiene buen aspecto. Imita con total exactitud a un aparejo barroco, típico de las casas toledanas de principios del siglo XVIII. Es una autentica joya. Lo curioso es la mezcla del trampantojo imitando una fachada barroca y los remates decorativos neomudéjares en ventanas y balcones. En fotografías antiguas se ve que esa era la disposición original. La verdad es que era una mezcla rara de decoración y al final se sacrificó la parte más “humilde” barroca.
Gracias por el comentario. Un saludo.
Las calles de esta ciudad no cesan de deparar sorpresas… Interesantísimo blog. Un saludo de un “nuevo toledano”.
Muchas gracias por su comentario. Un cordial saludo.
Hoy aproveché para pasarme y ojear el trampantojo. Saludos.