El dragón del agua
Jose María Gutiérrez Arias
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“… ¿No ves cómo el agua se derrama en la taza, pero sus caños la esconden enseguida?
Es un amante cuyos párpados rebosan de lágrimas, lágrimas que esconde por miedo a un delator …”
Extracto del poema tallado en la Fuente de los Leones de la Alhambra (Ibn Zamrak)
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Es habitual, en una ciudad como Toledo, que la magnitud o el esplendor de la estampa arquitectónica de los edificios hagan pasar inadvertida la singularidad de algunos de los elementos con los que están construidos. En nuestra entrada de hoy recuperaremos la atención sobre uno de esos elementos “discretos” de la ciudad, una pieza de cantería excepcional que se encuentra en las Cuevas de Hércules.
Sobre la puerta de acceso al edificio donde se albergan las Cuevas, en el dintel interior, existe una extraordinaria pieza de mármol, que a modo de cargadero, cumple una función sencilla de soporte del hueco de paso. No estaba pensada esta pétrea “viga” para cumplir funciones estructurales. Su uso primigenio es una incógnita. El aspecto de la misma es imponente, un gran prisma muy alargado, de mármol blanco con finas vetas pardas. Sobre uno de los extremos se despliega, tallada, la cabeza de lo que parece un dragón o un gran reptil. Pero lo que verdaderamente hace excepcional a esta pieza es su posible uso como elemento hidráulico. Hay varias evidencias de ello.
En la boca del reptil se abre, profundo, un agujero a modo de surtidor. En el lateral, en lo que podía ser la “oreja” del dragón, existe una roseta de ocho pétalos que decora otra abertura pasante. En la base de la cabeza del áspid, y junto a la roseta de ocho pétalos, aparece tallada en resalte una cinta a modo de collarino. Este collar presenta una ligera inclinación, tumbado hacia atrás, lo que nos sugiere un eje de posición principal. De esta manera, la cabeza de nuestro dragón del agua estaría inclinado hacia adelante, muy adecuado para verter el agua con más facilidad. La roseta con su agujero pasante nos hace pensar que en tiempos hubo de un eje de giro, y por tanto la posibilidad de cabeceo arriba y abajo …
Se podría pensar en un uso como gárgola pero las dimensiones, más de 2,50 m., y la sección angosta del surtidor, no parecen pensadas para evacuar aguas en vuelo, con agilidad, sobre una fachada. La talla de las escamas, el ojo, boca y roseta, son muy esquemáticas, acorde con una datación muy antigua, fuera de la época de uso más habitual de las gárgolas. Echando la imaginación a volar … podría pensarse que nuestro dragón era una fuente o parte del conjunto de rebosaderos de un estanque. Elemento movible, automatizado o no, con un ciclo de llenado y vaciado, de ahí la gran longitud del prisma de mármol, actuando como elemento de palanca y transporte. Nos faltan datos, quizás nos sobra imaginación, es posible que en el futuro se pueda analizar la pieza in situ sin necesidad de desmontarla. El tiempo será nuestro mejor aliado para resolver el enigma.
Jose María Gutiérrez Arias. Consorcio de la ciudad de Toledo
Parece obvio que el dintel fue trasladado de otro sitio, donde cumpliría otra función distinta que de cargadero, por la falta de simetría en sus extremos. La explicación de José María Gutiérrez es verosímil por el tallado que creemos es anunciador de elemento para desviar o evacuar agua, sea por inclinación fija, por presión directa de acumulación en forma recta o por la posibilidad de giro por el empuje anterior. Entiendo buen criterio para seguir investigando.
Importantísima observación de esta obra de mármol, fruto, de ese trabajo continuo amoroso a nuestra ciudad.
Mil felicidades José María.