El capitel de la Cuesta de los Escalones
Jose María Gutiérrez Arias
La Cuesta de los Escalones es una calle solitaria, de esas en las que no parece vivir nadie. Su disposición en cuesta y su estructura escalonada no anima a transitarla ni a permanecer entretenido hablando en ella. Es calle apetecible para bajar, y no tanto para subir. No hay ventaja en tu camino si eliges pasar por ella, sólo es paso de vecinos, y éstos son pocos, tan sólo unas pocas puertas abren su boca a esta empinada calleja. Sin embargo es una de las calles más bonitas de la ciudad, no es raro por ello que los pintores se encaramen a lo más alto de esta escalinata y coloreen, con el alma de este vial, lienzos de bella factura.
Abajo, en el arranque acodado de la calle, flanquea el paso, a modo de fiel centinela, una pétrea portada. Arriba, esquinada sobre la calle Plegadero, se acuesta una bella casa barroca, de esas de manual. Busco, a media cuesta, el número 5, una casa que ya conozco. Hoy nuestra ruta incluye una visita a este edificio de aspecto humilde. Lo primero que llama mi atención, por lo malo, es su fachada embadurnada con maquillaje “portland”, coloretes de pintura plástica y una puerta agotada de pelear contra el paso del tiempo.
En el interior, tras pasar un corto pasillo-zaguán, me agacho prudente, para pasar bajo una de las muy someras vigas principales del patio. Aquí llama mi atención, esta vez por lo bueno, un extraordinario capitel “a lo romano”. Una pieza magnífica, de bello mármol tallado, de cronología incierta para este observador inexperto. Lo apellido “a lo romano” por su espectacularidad pero puede ser un elemento de cantería islámico. Arriba, en una vivienda de la planta superior hay arcos de herradura que pueden consolidar la idea de que esta casa tiene trazas moras. No obstante, las proporciones del capitel y su belleza parecen pensadas para un edificio de proporciones más grandes y quizás de más entidad.
Columna y capitel están muy deteriorados, alguien tuvo la desafortunada idea de limpiar ambos elementos con chorro de arena. Sistema de limpieza muy utilizado, por desgracia, en portadas, portones y elementos diversos de piedra y madera. No es conveniente utilizar este sistema casi en ningún caso, sobre todo en elementos situados a la intemperie, ya que las superficies exteriores de los elementos tratados quedan muy afectadas, porosas, abiertas a la entrada libre de agua y suciedad. Se pierde la pátina protectora del paso del tiempo, los elementos quedan desnudos.
Esperamos que la comunidad de propietarios de este edificio acometa en breve la restauración de estos magníficos elementos. Recuerdos de lo que fue esta ciudad, actualidad de lo que es hoy mismo.
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Tengo una alerta en mi correo y siempre que me llega alguna noticia sobre patios de Toledo leo detenidamente con atención lo que comentas, y paso a incluirlo en la descripción de la casa, y si abrió puertas al público lo incluyo en la página http://www.patiosdetoledo.es, donde soy el webmaster. Obviamente, como ya te lo solicitamos en su día, indicando tu nombre como autor del texto.
Como siempre, excelente descripción José María.
Te comento que, en la misma cuesta hay dos casas más con patio que son los números 1 y 7. Aun no han abierto puertas al público. La que comentas, haremos visita a los propietarios, a ver si los convencemos para que abran al público en la Semana Grande del Corpus..
Un cordial saludo
Visitante constante de la hermosa , histórica , artistica Ciudad de Toledo me atrevi a sugerir
¿no saben los propietarios o vecinos de esas maravillas escondidas en sus casas que la consedrvacion y restauiracion de las mismas aumentan su valos?
Ignoro si el Ayuntamiento, autoridades de Castilla la Mancha etc ¿podrian arrimar un poquito de dinero cada año para hermosear y conservar esas maravillas ocultas?
Antonio Caballos García